El apego evitativo y otras formas de apego que impactan tus relaciones
Mientras que muchos temas relacionados con las relaciones, como la limerencia y los lenguajes del amor, han ganado popularidad, los estilos de apego están teniendo un momento importante ahora mismo—y no solo en las sesiones de terapia. Desde TikTok hasta los pódcast y programas de citas como Love Island y Love Is Blind, la forma en que formamos lazos emocionales está cobrando gran relevancia.
Los cuatro estilos principales de apego (seguro, ansioso, evitativo y desorganizado) ofrecen un marco para entender cómo las personas se relacionan con los demás, incluso en relaciones románticas. De forma parecida a la que los espectadores de programas de citas ven a los participantes encontrarse con el amor, el desamor y el compromiso, los estilos de apego se han convertido en una lente de tendencia a través de la cual analizamos no solo a nuestras parejas favoritas de la TV, sino también nuestros propios patrones de relación.
Conocer tu estilo de apego puede ser una herramienta útil para construir conexiones más saludables y satisfactorias, ya sea con una pareja romántica o con otras personas en general. También es importante destacar que, si bien los cuestionarios en línea y el contenido en redes sociales pueden despertar curiosidad, la única manera confiable de comprender realmente tu estilo de apego es con la guía de un profesional de salud mental con licencia. Además, los estilos de apego existen en un espectro y las personas pueden mostrar rasgos de más de un estilo, especialmente bajo estrés.
¿Qué es la teoría del apego?
La teoría del apego explica cómo los vínculos que desarrollamos en la infancia con los cuidadores principales moldean la manera en que nos conectamos con los demás a lo largo de la vida. Según la Cleveland Clinic, estas interacciones tempranas forman la base para uno de los cuatro estilos de apego: seguro, ansioso, evitativo o desorganizado (también conocido como temeroso-evitativo). Un apego seguro se desarrolla cuando el padre, madre o cuidador responde de manera constante y afectuosa, mientras que la atención inconsistente, distante o basada en el miedo puede conducir a los otros estilos de apego, más inseguros. Estos patrones pueden continuar en la adultez, influyendo en cómo manejamos la intimidad, la confianza y la vulnerabilidad emocional en las relaciones.
Apego evitativo
El estilo de apego evitativo suele desarrollarse en la infancia cuando el cuidador es emocionalmente inaccesible, distante o desalienta la vulnerabilidad. Como resultado, el niño aprende a depender de sí mismo para sentirse seguro y, con frecuencia, reprime sus necesidades emocionales. En la adultez, las personas con apego evitativo pueden parecer independientes, autosuficientes e incómodas con la cercanía emocional. Pueden tener dificultades para abrirse, evitar conversaciones profundas o alejarse de relaciones muy íntimas.
En amistades y relaciones románticas, esto puede manifestarse como mantener a las personas a distancia, priorizar el espacio personal y sentirse abrumados por las necesidades emocionales de los demás. Aunque las personas con apego evitativo pueden preocuparse profundamente por los demás, su deseo de protegerse de la intimidad emocional a menudo crea barreras para la conexión.
Si este tipo de apego te resulta familiar y está afectando tus relaciones con los demás, estamos aquí para escucharte si quieres hablarlo. Envía AYUDA al 741741 para conectar con un consejero voluntario de Crisis, en vivo, gratis y confidencialmente, 24/7.
Otros estilos de apego en resumen
Apego seguro.
El estilo de apego seguro se forma cuando un niño recibe cuidados consistentes y afectuosos de su cuidador, creando un sentido sano de seguridad y confianza en sus relaciones. Esta estabilidad emocional temprana fomenta relaciones adultas saludables. Las personas con apego seguro tienden a sentirse cómodas con la intimidad, pueden comunicar sus necesidades y son receptivas a las necesidades de los demás. En amistades y relaciones románticas, suelen construir lazos fuertes y de confianza, gestionar los conflictos de manera saludable y mantener un buen equilibrio entre cercanía e independencia.
Apego ansioso.
El estilo de apego ansioso puede desarrollarse en la infancia cuando el cuidador es inconsistente; en ocasiones atento y afectuoso, y en otras, inaccesible o impredecible. Esta falta de estabilidad puede llevar al niño a desear aprobación y seguridad constantes, temiendo el abandono o el rechazo. A largo plazo, las personas con apego ansioso pueden ser muy sensibles a las dinámicas de las relaciones, buscar cercanía constante y preocuparse por si los demás realmente se preocupan por ellas. En amistades y relaciones románticas, pueden buscar validación constante, sentirse fácilmente heridas por el distanciamiento percibido y luchar con inseguridad, ansiedad o celos.
Apego desorganizado.
El estilo de apego desorganizado, también conocido como apego temeroso-evitativo, suele desarrollarse en la infancia cuando el cuidador es, a la vez, una fuente de consuelo y de miedo—como ocurre en situaciones de trauma, abuso o comportamientos impredecibles. Esto crea confusión en el niño, que desea cercanía pero también se siente inseguro. En la adultez, las personas con este estilo pueden mostrar una mezcla de rasgos ansiosos y evitativos: buscan conexión pero temen salir heridas. En amistades y relaciones románticas, esto puede manifestarse como una intensa cercanía seguida de un retiro repentino, dificultad para regular las emociones y problemas con la confianza o el compromiso.
Nota: La información anterior sobre estilos de apego es un resumen general. Si deseas aprender más e identificar tu propio estilo de apego, te recomendamos buscar la orientación profesional de un especialista licenciado en salud mental.
Por qué importan los estilos de apego y qué puedes hacer
Reconocer y entender tu estilo de apego puede ser un paso poderoso hacia la construcción de relaciones más saludables y satisfactorias. Cuando reconoces cómo tus experiencias tempranas moldean la manera en que te conectas con los demás, obtienes una visión más clara de tus propios patrones—como evitar la cercanía, buscar aprobación constante o sentir incertidumbre en las relaciones.
Aunque tu estilo de apego se formó a partir de los lazos con tus cuidadores en la infancia, no es necesariamente fijo. Puede evolucionar con el tiempo a través de nuevas experiencias y aprendizajes intencionados, a menudo con el apoyo de un terapeuta o profesional de salud mental.
Herramientas como la terapia individual o grupal, libros de autoayuda, escribir un diario, actividades de mindfulness y talleres enfocados en las relaciones pueden ayudarte a comprender mejor tus necesidades emocionales y mejorar la manera en que te relacionas con los demás. Al aumentar tu autoconciencia y abrirte al crecimiento, puedes avanzar hacia una mayor seguridad emocional y relaciones más conectadas y resilientes.
Sin importar tu estilo de apego, es importante tener autocompasión y consciencia de cómo este te afecta a ti y a tus relaciones. Trabajar con un profesional de salud mental con licencia es la mejor manera de identificar tu estilo de apego y comprender en profundidad cómo manejarlo. Sin embargo, si necesitas desahogarte, ¡siempre estamos aquí para escucharte! Envía AYUDA al 741741 en cualquier momento de cualquiera día para conectar con un consejero voluntario de Crisis, en vivo.